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“De niño siempre pintaba las paredes, y siempre tenía que limpiarlas al final… Eventualmente empecé a dibujar en hojas de resma, hasta que se me dio la oportunidad de hacer mis primeras obras y nunca quise parar. Es la manera en que mejor me expreso”. De esta forma Emmanuel Daza recuerda sus inicios como artista y la profundidad de su vocación.

Para él, la búsqueda de un propio estilo es una constante en su vida. Inicialmente aprendió a memorizar los colores, las infinidades de mezclas con ciertas cantidades de un tono u otro, y cómo influenciaban el resultado final. Su aprendizaje lo ha llevado por el abstracto, el impresionismo, el mundo de las acuarelas, los dibujos al carbón y hasta familiarizarse con el óleo y el acrílico; inclusive ha realizado obras en láminas acrílicas y ha intentado “pintar al revés”, técnica que le ha hecho lograr un mayor impacto con la iluminación una vez la obra está instalada. Al momento se destaca en el acrílico sobre lienzo y sobre plexiglass.

Sus obras, paisajes naturales llenos de explosiones de energía, son de muchos contrastes. El artista las describe como fluidas, empezando a pintar con colores que tiene en mente para entonces dejarse llevar, haciendo que la pintura surja por sí sola evocando memorias o sueños. Su meta es dejar una huella que perdure en el tiempo de la humanidad.

Hijo del aclamado pintor colombiano Álvaro Daza, admite que los bosques por los cuales su padre es conocido lo impresionaron desde pequeño y comenzó a pintar viéndolo trabajar. Su camino ha incluido talleres con diferentes artistas de renombre, aprendiendo con ellos de diversas técnicas e historia del arte en su natal Colombia, durante una residencia familiar en Miami y en Panamá, éste último lugar donde reside con su familia y que se ha convertido en su base. Ha expuesto en China y en varias ciudades de los países que han sido su hogar.

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